Hoy ha sido un día intenso… Llevo metida en la cama una hora y media con el ordenador portátil calentándome el edredón, y no sabéis cuantas ganas tengo de irme a dormir. Pero… es lo que tiene dejar todo para el final.
Y aquí estoy entre pitos y flautas pensando que voy a hacer con este blog. Digo yo que ya que he tardado una hora y media en elegir el color de las letras no solo lo utilizaré para tener contento al profesor Zurita y subir los trabajos que nos va mandando en clase… Así que he llegado a la conclusión que si este portal internáutico sirve para publicar ideas, obras, palabras y pensamientos… yo lo utilizaré también para quejarme. Es más, lo pongo en mayúsculas para que quede claro: QUEJARME del verbo QUEJAR:
(Del lat. *quassiare, de quassare, golpear violentamente, quebrantar).
2. prnl. Expresar con la voz el dolor o pena que se siente. (RAE)
Es fácil, sencillo y para toda la familia además de ser un prestigioso deporte nacional. Y quiero ganar la medalla de oro. Y es curioso, porque siempre me quejé de la gente que se quejaba. Así que vista la paradoja, me tiro al río a decir en alto todo lo que me parece mal, lo que me causa dolor o pena. Y para eso no hay más que encender la televisión o leer un periódico.
Pero hoy tengo sueño, y ya basta por hoy. Además, ahora que ha vuelto a pasar otra hora para escribir este parrafito, lo releo y creo que lo de quejarse ya no me gusta, hay demasiada gente luchando por conseguir el título.
¿Que tal funcionará lo de publicar discursos absurdos?